Al igual que la mayoría de ustedes, siempre tuve acceso a cámaras fotográficas en mi casa desde mi infancia, y la verdad nunca me llamó la atención utilizarlas, ya fuera por desconocimiento o porque siempre había quien quisiera tomar las fotos. 

Fue hasta el año 2007 que tuve la oportunidad de ir a India y decidí llevarme una cámara análoga para documentar mi viaje y fui a comprar más de 20 rollos de película. Sobra decir que yo pensaba que cada foto que tomaba iba a ir directo a una revista de NatGeo. Regresando del viaje fui a revelar mis 700 fotos y me di cuenta que pocas eran medianamente buenas. Después de mucho análisis de la situación me di cuenta que la cámara análoga era tecnología obsoleta y fui a comprar mi primer cámara digital, con la cual mi calidad y visión artística se vería reflejada en cada una de mis fotos. 

Pues llegó el momento de realizar el siguiente viaje y estrenar mi nuevo equipo. Al regresar descargué mis 2400 fotos y de nuevo la gran mayoría eran terribles. Después de otro proceso de análisis me di cuenta que las cámaras no tenían la culpa de mis malas fotos, y fue cuando empecé a investigar un poco acerca de los principios de la fotografía. Ahí comenzó un proceso autodidacta para aprender a producir imágenes y dejar de tomar fotos.

El producir una imagen es un proceso consciente en el que cada imagen tiene una razón de ser y un objetivo específico, se consideran todos los elementos y factores para tratar de comunicar algo y generar una reacción en el espectador. El aprendizaje ha sido lento y ha requerido mucho tiempo.